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antecedentes


La Independencia
La agitación política que se vivía en todas las colonias de España en América, tuvo en la Nueva Granada diversas manifestaciones que aceleraron el proceso independentista. Una de las de mayor trascendencia fue la Revolución de los Comuneros, alzamiento popular iniciado en la Villa del Socorro —actual departamento de Santander— en marzo de 1781. El movimiento fue reprimido por las autoridades españolas y José Antonio Galán, su líder, fue ajusticiado. Sin embargo dejó una huella que siguieron, en 1794 Antonio Nariño, precursor de la independencia con la traducción y publicación en Santafé, de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y los líderes del movimiento del 20 de julio de 1810. Este grito de independencia se originó en una disputa en apariencia intrascendente entre criollos y españoles, por el préstamo de un florero, pero pronto se convirtió en una sublevación popular.
Se le ha dado el nombre de Patria Boba al período comprendido entre 1810 y 1815, pues durante estos años los criollos se enfrentaron entre sí en busca de formas ideales de gobierno, aparecieron las primeras pugnas ideológicas y los dos primeros partidos republicanos —federalistas y centralistas—.

La época del terror y la independencia
En 1815 arribó a las costas de la Nueva Granada la Expedición Pacificadora al mando de Pablo Morillo, que intentaba reconquistar la colonia sublevada. Se inició entonces una época de represión que se prolongó hasta 1819. La Nueva Granada vivió el período de la Guerra de Independencia, que costó la vida a insignes personalidades y culminó con el triunfo de la campaña libertadora dirigida por Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander en las batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá (1819), que sellaron la independencia.

La Gran Colombia
En 1819 el Libertador creó la Gran Colombia, estado nacional conformado por Venezuela, Nueva Granada y Quito, que se disolvió en 1830, el mismo año en que murió Simón Bolívar en Santa Marta.

La Revolución del Medio Siglo
Entre 1819 y 1849 no se había dado ningún cambio fundamental en las estructuras heredadas de la etapa colonial. Fue a mediados del siglo XIX cuando se inició una serie de reformas fundamentales, entre las que se deben destacar la abolición de la esclavitud y las libertades religiosa, de enseñanza, de imprenta y de palabra, de industria y comercio, entre otras. En la década del 70 el Radicalismo acentuó las reformas y se modificó esencialmente la concepción del Estado, de la sociedad y de las instituciones. Sin embargo, durante esta segunda mitad del siglo el país enfrentó permanentes «pronunciamientos», contiendas entre Estados y facciones y guerras civiles: la última y más sangrienta de éstas fue la de Los Mil Días, de 1899 a 1902.

El sistema educativo en el siglo XIX
Obtenida la independencia, Bogotá siguió conservando el privilegio de ser el principal centro educativo y cultural de la nueva nación.
En 1823, pocos años después de creada la Gran Colombia, la Biblioteca Pública, que en la actualidad es la Biblioteca Nacional, se amplió y se modernizó con nuevos volúmenes y mejores instalaciones. Se fundó el Museo Nacional. Estas dos instituciones fueron de gran importancia para el desarrollo cultural de la nueva república. A partir del medio siglo, la secularización y oficialización de la educación ampliaron las posibilidades de formación. La Universidad Central fue la primera estatal, precursora de la actual Universidad Nacional. Se fundó en el año de 1867 y tuvo como sede Bogotá.

La Comisión Corográfica
Entre 1850 y 1859 se llevó a cabo el primer intento de indagar acerca de la historia, geografía, cartografía, economía, sociedad y cultura de las diversas regiones del país, a través de la Comisión Corográfica dirigida por el italiano Agustín Codazzi. La experiencia gráfica y documental lograda por la Comisión tuvo una gran trascendencia y complementó la labor de la Expedición Botánica. Los dibujantes de la Comisión eran miniaturistas, retratistas y paisajistas que recorrieron el país y consignaron tipos humanos, oficios, formas de trabajar, recursos técnicos, vestuario, costumbres y aspectos geográficos. Los documentos de la Comisión se conservan en el Archivo General de la Nación.

Viajeros y pintores de costumbres
En la primera mitad del siglo XIX, los primeros viajeros republicanos y otros visitantes fascinados por la naturaleza, los personajes y las costumbres, dejaron colecciones de dibujos y acuarelas que dan testimonio de los trabajos, los vestidos, los usos y costumbres, los medios de transporte, las festividades y las formas de vida que observaban a su alrededor. Por la misma época, otros viajeros y hombres de letras ilustraron estos mismos temas a través de textos escritos como «Los bogas del río Magdalena» de Rufino José Cuervo en 1840, y muchos diarios y libros de viajes. Los más conocidos de estos viajeros-artistas fueron Walhous Mark (1817-1895) cuyas excelentes acuarelas constituyen un valioso testimonio de la Colombia de la época, Alfredo J. Gustin, César Sighinolfi, León Gautier, Luis Ramelli y muchos otros. Algunos se quedaron en el país y fundaron escuelas y academias de arte donde impartieron conocimientos técnicos y artísticos. El mexicano Santiago Felipe Gutiérrez fue el artista extranjero de mayor influencia en la época. En 1881 fundó la Academia Gutiérrez, que se convirtió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional.

El Papel Periódico Ilustrado
Alberto Urdaneta trajo al país al español Antonio Rodríguez, a cuyo cargo estuvo la escuela de grabado que funcionó a partir de 1881 en Bogotá. De ella salieron los ilustradores del Papel Periódico Ilustrado (1881-1886), publicación fundada y dirigida por Urdaneta. La obra de los colaboradores del Papel Periódico Ilustrado es de gran valor documental.

La población
Aunque Bogotá careció de un flujo importante de inmigrantes extranjeros, según los censos llevados a cabo durante el siglo XIX la población tuvo un crecimiento bastante regular: en 1832 tenía 36.465 habitantes; en 1881, 84.723 habitantes y hacia finales del siglo casi 100.000. El crecimiento de la población a partir de 1850 se debió en parte a las reformas del Medio Siglo que ampliaron las fuentes de trabajo. Bogotá ofrecía la posibilidad de trabajar en el comercio o de desempeñar funciones de diversa índole. Este aumento produjo una ampliación física de la ciudad, que se expandió hacia el norte y creó nuevos barrios hasta el caserío de Chapinero, a cinco kilómetros del centro de la ciudad.

La vida cultural en la ciudad
Bogotá era una ciudad bastante aislada, pues las vías de comunicación eran muy precarias. Tan sólo a fines del siglo ese aislamiento fue cediendo gracias al ferrocarril y a algunas carreteras que la pusieron en contacto con el río Magdalena y a través de éste con la costa Caribe.

En la década de los sesenta, escritores de diversas tendencias se agruparon alrededor de la revista Mosaico, fundada y dirigida por José María Vergara y Vergara, y conformaron uno de los primeros intentos de historiar la literatura colombiana y de consolidar la identidad cultural del país.

La vida cultural de la ciudad se concentraba en las tertulias literarias que durante el siglo XIX les permitieron a los bogotanos compartir sus inquietudes literarias y políticas y asistir a presentaciones musicales y de obras dramáticas. En el Teatro Maldonado se llevaban a cabo representaciones de teatro y de ópera y ya a finales del siglo XIX Bogotá contaba con dos teatros importantes: el Teatro de Cristóbal Colón, inaugurado en 1892, y el Teatro Municipal, inaugurado en 1895, que ofrecía zarzuelas y revistas musicales. También fue escenario de importantes pasajes de la historia colombiana durante las décadas del 30 y del 40.

Durante el siglo XIX, a pesar de los constantes levantamientos y las guerras civiles que alteraron el normal desarrollo de la nueva república, en Bogotá se conservaban las tradiciones y costumbres que se remontaban a la época colonial, combinadas con algunas influencias europeas. En las reuniones y en las tertulias se impusieron ciertas comidas y refrigerios: el chocolate con colaciones y dulces elaborados en las casas se servía en las noches, y el ajiaco se convirtió en el plato típico. En las veladas nocturnas se tocaba en el piano las piezas musicales de compositores locales, y en las reuniones más numerosas se bailaba el pasillo, una forma de vals rápido llamado así por los pasos cortos que se daban al ejecutar la danza.

Producción artística
En 1886 se fundó la Escuela Nacional de Bellas Artes, que dio un impulso definitivo al desarrollo artístico de la ciudad. Alberto Urdaneta fue su primer director. Los pintores Epifanio Garay y Ricardo Acevedo Bernal, profesores de la Escuela, fueron importantes retratistas, pero la figura más destacada de ese momento fue la del pintor Andrés de Santamaría (1860-1945), gran renovador de la pintura en Colombia. Fue dos veces director de la Escuela de Bellas Artes y su obra, relacionada con el Impresionismo, es la de mayor importancia en la época. La corriente paisajística tuvo sus más connotados representantes en Roberto Páramo, Jesús María Zamora, Eugenio Peña, Luis Núñez Borda y Ricardo Gómez Campuzano, pintores cuyas obras se conservan en la colección permanente del Museo Nacional.

Producción literaria
Bogotá le dio al mundo hispanoparlante la figura de José Asunción Silva (1865-1896), precursor del Modernismo. Su obra poética y la novela De sobremesa lo colocan en un lugar destacado en las literatura americana. Rafael Pombo (1833-1912) fue un destacado poeta del Romanticismo americano y dejó un conjunto de fábulas que ha sido parte esencial del imaginario infantil y de la tradición colombiana.

El ferrocarril
El proyecto del ferrocarril del Norte que uniría a Bogotá con el río Carare, afluente del Magdalena, se remonta a la época del radicalismo, pero sólo comenzó a tomar forma con el primero de los tramos que fue el ferrocarril de Girardot, contratado por el gobierno con Francisco Javier Cisneros en 1881, y cuyo primer trayecto unió al puerto sobre el Magdalena con Tocaima. En 1898 la vía llegó a Anapoima y en 1908 se unió con Facatativá. A partir de ese momento los bogotanos pudieron trasladarse por vía férrea hasta el río Magdalena. El trayecto Bogotá-Chapinero-Puente del Común se inauguró en 1894, el de Cajicá en 1896 y el de Zipaquirá en 1898. Con las vías a Soacha y a Sibaté, a fines del siglo XIX, la sabana de Bogotá contaba con cien kilómetros de vías férreas.

El teléfono
La primera línea telefónica que hubo en Bogotá unió, a partir del 21 de septiembre de 1881, al Palacio Nacional con las oficinas de correos y telégrafos de la ciudad, y el 14 de agosto de 1884, el municipio de Bogotá concedió al ciudadano cubano José Raimundo Martínez el privilegio de establecer el servicio telefónico público en la ciudad. En diciembre de dicho año se instaló el primer aparato en la oficina de los señores González Benito Hermanos, conectado con otro en Chapinero.

El tranvía
El 25 de diciembre de 1884 se inauguró el primer tranvía de mulas, que cubría el trayecto entre la Plaza de Bolívar y Chapinero, y en 1892 se inauguró la línea que unía la Plaza de Bolívar con la Estación de la Sabana. La movilización era sobre rieles de madera, pero como se descarrilaban fácilmente fueron cambiados por los de acero, importados de Inglaterra. En 1894 la línea Bogotá-Chapinero era recorrida por un carro cada veinte minutos. El tranvía prestó servicio hasta 1948, y fue reemplazado por autobuses.

La Regeneración
El presidente Rafael Núñez declaró el fin del Federalismo, y en 1886 el país se convirtió en una República centralista regida por la Constitución que estuvo vigente, con algunas reformas, hasta 1991. En medio de los avatares de la política y de la administración, Bogotá continuó siendo la capital y el principal centro político del país.


Que hacer en Bogota


En la sala de música de la Biblioteca Luis Ángel Arango se encuentra la Colección de instrumentos musicales de
Monseñor José Ignacio Perdomo (Bogotá, 1917), un erudito y un apasionado amante de la música quien a partir de
1938, siendo secretario del Conservatorio de Música, inició la búsqueda de los instrumentos musicales, que forman
hoy parte de la colección que lleva su nombre.

Nueva Granada






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